La monarquía visigoda

La monarquía visigoda era ante todo una monarquía popular que partió inicialmente de una herencia germánica y que poco a poco fue derivando al absolutismo.

Monarquia visigoda

- Caracteres de la monarquía visigoda


Los caracteres de la monarquía visigoda, son sin duda uno de los capítulos más interesantes del pueblo visigodo.

La Monarquía visigoda tiene muchos aspectos difusos que se han intentado desvelar por una gran cantidad de historiadores y que aún permanecen desconocidos, pero los datos de los que disponemos actualmente nos hacen caracterizar una monarquía muy interesante en el aspecto social y político.

+ De una monarquía electiva a una monarquía más absolutista


En un principio, la monarquía de los visigodos era una monarquía electiva en la cual la asamblea elegía al rey y le daba el poder político, militar y el de administración de justicia. Sin embargo, como los visigodos fueron aumentando sus contactos con Roma, la monarquía iría transformando las características hacia una tendencia más absolutista y de mayor poder del monarca.

+ La simbología del jefe supremo


Otro de los cambios que se tomó en la monarquía visigoda es dotar al jefe supremo de una simbología muy especial que consistía en una indumentaria especial, la utilización de una corona, un cetro de victoria o un manto púrpura en un trono.

+ El primer sistema electivo visigodo


En concreto, el primer sistema (electivo) duró exactamente desde Alarico I hasta Amalarico, en esta época, se elegían los monarcas dentro de una misma familia, la de Bathos. Este sistema generó una serie de conflictos armados entre las diferentes familias poderosas que llegó a comprometer la seguridad interna del país.

En concreto, este conflictivo sistema consistía en la elección de un monarca que debía de tener una serie de requisitos; ser de estirpe goda y tener buenas costumbres, no pertenecer a pueblos ajenos, no ser siervo, ni clérigo ni monje, entre algunos otros requisitos personales.

+ La reglamentación del procedimiento de elección del rey visigodo: IV Concilio de Toledo


La monarquía visigoda venía condicionada por la dificultad electiva de mantener la estabilidad en el puesto de rey, como jefe supremo de la comunidad política. No fue hasta en el IV Concilio de Toledo en donde se pasó a reglamentar debidamente el procedimiento de elección del rey.

En el mismo se eligió que una vez se decidiera el monarca, este debía realizar un juramento de carácter doble, en primer lugar defender el reino, gobernar con suma justicia, guardar la fe católica y dar protección a la Iglesia, en segundo lugar otras promesas tan variopintas como reprimir a los judíos o respetar la separación del patrimonio personal del monarca y con bienes públicos. Era recién en ese momento cuando el pueblo juraba fidelidad plena al rey.

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Por Fernando López Corsi, licenciado en Derecho por la Universidad de Alicante.