Viriato, que resultó muerto en el 139 a.C., fue el líder de una tribu lusitana que combatió la romanización militar romana y frenó su expansión.
Viriato, en un famoso videojuego de estrategia militar histórica. |
La clientela militar era un pacto público de hospitalidad con una relación de patronato incluida en el mismo, de forma que los individuos o clientes, se subordinaban a favor de otros más poderosos a cambio de determinados servicios, normalmente de carácter militar.
- Apiano Alejandrino, Las guerras ibéricas:
61. * [1] [En el año 147 a.C., cercados los lusitanos por los romanos en la Turdetania] enviaron una legación con ramos de olivo a Vetilio, pidiéndole tierras donde establecerse, prometiendo de aquí en adelante mantenerse obedientes al pueblo romano. [2] Vetilio prometió darles tierras y se disponía a formalizar el pacto, cuando Viriato, que se había escapado de la crueldad de Galba y se hallaba entre ellos, les puso en guardia contra la perfidia de los romanos, recordándoles cuántas veces les habían atacado contra sus juramentos, y cómo aquel ejército no era otra cosa que los restos escapados de los perjuicios de Galba y Lúculo; diciéndoles que no desesperasen de escapar de aquella situación, si querían obedecerle.
62. Movidos todos y animados por estas palabras, eligieron jefe a Viriato; éste dispuso a todos los hombres de frente, como en posición de combate.
64. [En el año 146 a.C., después de sus triunfos en Carpetania], Viriato, recorriendo aquella región con toda libertad, exigía tributos a los dueños de las próximas cosechas, saqueando a los que se resistían.
- Diadoro de Sevilla, Biblioteca histórica:
33: * [1] [En el año 139 a.C.] como los lusitanos al principio no tenían un general capaz para la guerra contra los romanos eran un adversario fácil de vencer, pero al final, cuando encontraron a Viriato, causaron grandes daños a los romanos. [2] Procedía éste de los lusitanos que habitan junto al Océano, pastor desde niño y acostumbrado a la vida montaraz, a la que le ayudaba también la complexión de su cuerpo. Pues en fuerza, rapidez y agilidad de sus miembros vencía en mucho a todos los demás íberos. Se había acostumbrado a un alimento escaso, mucho ejercicio, y a medir su sueño por la necesidad; cubierto siempre de férrea armadura, en pie de guerra siempre contra fieras y bandidos, se hizo célebre ante la multitud; [3] elegido caudillo por ésta, rápidamente reunió a su alrededor un ejército de bandoleros. Hizo grandes progresos en sus contiendas y fue admirado no sólo por su fuerza sino también por las condiciones de mando que demostró. En el reparto del botín era justiciero, y distinguía con regalos a los que se señalaban por su valor. Pero tanto progresó, que, declarándose ya no bandido sino caudillo, hizo la guerra a los romanos...
5. El lusitano Viriato, capitán de bandidos, era muy justiciero en el reparto del botín, y distinguía con magníficos presentes a los que se señalaban por su valor según el mérito de cada uno, sin tomar nada para sí del botín común. Por lo que bajo su caudillaje los lusitanos no vacilaron en correr los mayores peligros, honrándole como a su bien hechos y salvador.
21. [Viriato] en el reparto del botín no tomaba nunca una parte mejor que los otros; y de lo que tomaba, o obsequiaba a los que más se distinguían o subvenía a las necesidades de los soldados.
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Artículo escrito por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.