La fase que podemos calificar de definitiva en la reconquista del reino de Valencia abarca el período 1238-1245, en el que se produce la incorporación de la capital del reino (el 28 de septiembre de 1238) y la de la zona meridional. El hecho de que esta fase reconquistadora constituyese el resultado de la acción personal de Jaime I, tendrá importantes consecuencias, tanto jurídicas como políticas.
En efecto, acometida bajo la directa intervención del monarca, sin las limitaciones y condicionamientos impuestos por la participación de la levantisca nobleza aragonesa, siempre pronta a esgrimir la bandera de las reivindicaciones forales, el rey aprovechó la ocasión para orientar en beneficio propio las consecuencias de la incorporación de los nuevos territorios.
Desde el punto de vista jurídico ello vino a significar el establecimiento de un Derecho nuevo, más acorde con los proyectos de armonización y territorialización perseguidos por el rey y, por la misma razón, lo más contrario al complejo y variopinto sistema que habían implantado los repobladores en otras zonas del reino. La circunstancia de que la incorporación de la capital se realizase mediante capitulación, y no como consecuencia de una victoria militar, despejó la amenaza del intervencionismo de los posibles reconquistadores particulares, especialmente para organizar a su manera la capital y su entorno.
Fuente:
Manual básico de Historia del Derecho - Enrique Gacto Fernández, Juan Antonio Alejandre García, José María García Marín.
