El corto tiempo que media entre la ocupación de la ciudad y los primeros meses de 1240, contemplará la concesión por Jaime I de una serie de privilegios tendentes a dotar a la capital de una estructura administrativa propia: nombramiento de oficios, administración de justicia, exenciones tributarias, etc. A esto seguiría la promulgación de un conjunto de disposiciones configuradoras del régimen jurídico valenciano, encerradas en un verdadera código, que el monarca elabora con la participación de obispos (probablemente intervino Vidal de Canellas), nobles y prohombres aragoneses y catalanes, reunidos en una Curia, a la que probablemente no sea todavía acertado darle el nombre de verdaderas Cortes.
El texto así promulgado es calificado de Fuero municipal, aunque pronto se advertirá la intención de Jaime I de extenderlo por todo el reino. Por influencia de la terminología catalana, recibirá primero el nombre de Consuetudines o Costum y más tarde el de Furs.
Fuente:
Manual básico de Historia del Derecho - Enrique Gacto Fernández, Juan Antonio Alejandre García, José María García Marín.
