Las comunidades populares de los celtíberos

El pueblo celtíbero fue aquel que habitó la Península Ibérica, desde la llamada Edad de Hierro hasta la romanización de Hispania.

Celtiberos

Podemos conocer parte la historia de las comunidades populares de los celtíberos a través de los textos de autores que a lo largo del tiempo han dedicado su tiempo a su estudio.

- Los celtíberos, sus costumbres y hospitalidad de sus gentes


Diadoro de Sicilia, Biblioteca histórica, 5:

33. * Estos dos pueblos, los íberos y los celtas, en otros tiempos habían peleado entre sí por causa del territorio, pero hecha la paz, habitaron en común la misma tierra; después por medio de matrimonios mixtos se estableció afinidad entre ellos y por esto recibieron un nombre común [: el de celtíberos].

34, 1. En cuanto a sus costumbres, son crueles con los malhechores y los enemigos y buenos y humanos con los huéspedes. Todos quieren dar albergue a los forasteros que van a su país y se disputan entre ellos para darles hospitalidad; aquellos a quienes los forasteros siguen, son considerados dignos de alabanza y agradables a los dioses. 3. El más culto de los pueblos vecinos [de los celtíberos] es el de los vacceos. Cada año se reparten los campos para cultivarlos y dan a cada uno una parte de los frutos obtenidos en común. A los labradores que contravienen la regla se les aplica la pena de muerte.

- Las naciones y ciudades celtíberas


Estrabón, Geografía (años 29 a 7 a.C.):

13. [1] De las cuatro naciones en que están divididos los celtíberos, la más poderosa es la de los arevacos. [2] La más famosa de sus ciudades es Numancia. [3] Los lusones, que pueblan la parte oriental, confinan también con las fuentes del Tajo. De los arevacos son las ciudades de Segeda y Palancia... . Tanto Segobriga como Bilbilis son ciudades de los celtíberos... . Polibio, al hablar de los pueblos vacceos y celtíberos y de las localidades que les pertenecen, cita, entre otras ciudades, las de Segemasa [Sasamon, al nordeste de Palencia] e Intercacia [al norte de Zamora]. [4] Me parece que los que han contado más de mil ciudades en Iberia, lo han hecho por haber dado el nombre de ciudades a aldeas grandes, pues la naturaleza del país no es apta para dar vida a un gran número de ciudades, siendo como es sumamente mísera, de una situación excéntrica y de un aspecto inculto: por otra parte, ni el género de vida de sus habitantes ni sus actividades (exceptúo, naturalmente, las ciudades sitas sobre la costa de Nuestro Mar), dan pie para ello. [5] Los pobladores de las aldeas son salvajes y así son también la mayoría de los íberos; las ciudades mismas no pueden ejercer su influjo civilizador cuando la mayor parte de la población habita en bosques y amenaza la tranquilidad de sus vecinos.

- Guerra celtíbera y romana


Apiano Alejandrino, Las guerras ibéricas:

44. * [1] No muchos años después, [en el 154 a.C.], estalló otra grave guerra en España, por la causa siguiente: Segeda es una grande y poderosa ciudad de la tribu de los celtíberos llamados belos, adscrita a los pactos de Sempronio Graco. [2] Sus habitantes se propusieron que la gente vecina de ciudades más pequeñas abandonasen sus hogares y se congregasen en su ciudad, a la que rodearían de una muralla de cuarenta estadios de circunferencia, obligado a esto a la vecina tribu de los titos. [3] Enterado el Senado [romano], les prohibió construir ninguna muralla, y ordenó que se pagasen los tributos fijados por Graco, mandando al mismo tiempo que se uniesen a las tropas romanas, pues así lo disponía el tratado de Graco. [4] Los de Segeda contestaron que, respecto al muro, Graco había prohibido construir nuevas ciudades, pero las antiguas podían fortificarse; en cuanto a los tributos y a las tropas dijeron que los mismos romanos después de Graco se lo habían condonado. [5] Y así era en efecto; pero cuando el Senado concede un favor así, añade siempre: estará en vigor en tanto que así plazca al Senado y al pueblo romano.

45. [En el año 153 a.C.], cuando los segedenses conocieron su llegada [de Nobilior], no habiendo aun terminado el muro, se refugiaron con mujeres y niños al territorio de los arevacos, rogándoles que los acogiesen; no sólo fueron acogidos sino que como caudillo se eligió a Caro, de Segeda, famoso por su valor.

46. [En el año 153 a.C.] los arevacos se congresan esta misma noche en Numancia, ciudad muy poderosa, y eligen como jefes a Ambón y a Leucón.

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Artículo escrito por Javier García de Tiedra González, Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz.